Al pie de las sombras blancas
sentí las caricias del viento,
el hablar de los árboles.
Entre las hojas danzando y el sol fugado
el otoño me cegó de inviernos,
huyeron las palabras a los oídos del silencio.
Entre las manos del frío,
sobre el rostro de la cordillera,
entre tus recuerdos intensos.
He de caer en ti cuerpo mío
y tus sueños aún creen en mí.
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