viernes, 21 de mayo de 2010

Una Mañana, en Otoño


No va a despertarte la tierra
que cae sobre tu ataúd.
Tampoco la corona, de hermosas flores,
que mis húmedos ojos te han traído.

El viento sopla el polvo en el camino
donde descansas junto al pasado.

Obligado a un amor muerto,
llevo tu imagen conmigo.
Tengo que llorar todos los días por mi amor.

Casi no siento la suave brisa,
que se mueve como una mariposa pequeña.
Mi mente se pierde en un sueño,
y lentamente empuja las nubes sobre mí,
Muy alto en el cielo, muy alto sobre mí…

No oigo nada, no veo nada
Yo vivo una vida de un profundo vacío
que no es más, que un sombrío pergamino,
sin tinta, sin sombras, sin firma.

Hace tiempo se cerró un corazón,
Un insano corazón, que:
Yo mismo he cerrado para siempre.