Soy el rocío en la hierba
nutriendo tu corazón esmeralda,
el beso que te hace olvidar
que nada dura para siempre.
Soy un grito en el viento
que desea anunciar,
que somos estrellas
reverenciadas aún por dios.
Soy tu armadura y también tu escudo
contra el granizo y el viento de tormenta,
en la lucha contra las sombras
y el dragón terrenal.
Soy la lluvia de verano
la cual sacia tu sed,
soy el rayo entre las nubes
el cual ilumina nuestro camino,
soy un sueño sin fin
que sana esas heridas hambrientas
esas, que roen tu alma.
Soy tu refugio hecho hombre.
En un mar de hiedra te encontré
y para siempre en tus brazos viviré.