No quiero que terminen mis días
quiero seguir oyéndote, llamándome
con sonrisa de árboles en madrugada;
despierto o quizá ausente
no tengo espacio, no hay tiempo
que no te contenga.
Cegado en el pastizal, nombrándote
siento el placer de que me oigan nombrarte,
las margaritas, las setas y la tierra húmeda.
Lluvia escrita en inocencia,
frontera germinada en libertad,
mi bruma vanidosa, en tu arrullo
puedo ver el color en mí.
¡Llévame lejos, lejos de aquí!
Más allá del acorde,
eres la vida hecha melodía.
Estrofa esperanza, luz de mis aguas
mi cauce queda en tus sueños.
4 comentarios:
Preciosos versos, de verdad... Fascinante sentencia esa que dice "mi cauce queda en tus sueños".
Muy bueno, la verdad.
Saludos
Isidro
Gracias, Isidro
Wao!
Me lo llevo!
Uaral?
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