viernes, 14 de octubre de 2011

Yo Seré tu Ataúd

Deja en tu musgo errar mis dedos,
ahí donde brilla el botón de rosa.
Déjame, entre la hierba clara,
beber las gotas de rocío,
ahí donde la tierna flor está rociada.


Para que el placer, amada mía,
ilumine tu frente cándida
como, al alba, el azul tímido.


Tan profunda es mi fe
y tanto eres para mí,
que en todo lo que yo creo
sólo vivo para ti.

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