viernes, 4 de mayo de 2007

†ANTI-DEPRESIVOS†


Este ecrito ya tiene algo de tiempo y en un deternimado mento de mi vida me gustoto muchisimo..
Llueve y las nubes intentan caer en letargo,
mis latidos de un corazón enfermo se encaminan en retroceso,
sopla el viento, tan demente estoy que puedo oír su canto,
respiro literalmente la melancolía por mi afición a la contradicción,
la nulidad de mi presencia insita a que me sumerja en extremo entre sombras,
me cuestiono a diario como poder justificar el abandono sin la fehaciente ineficacia tan común en mis errores con algo más que un pretexto y un llamado a la muerte.


Sin la solvencia enzarzando mis acciones
he creado una ergástula de ladrillos para darle alimento a los gusanos
con las fibras que estrujen mis células,
esta lapida en donde puede mirarme,
toda mi familia acumula un fétido olor,
por guardar cartas suicidas escritas con la intención,
de darle mi vida a un bolígrafo de tinta azul,
no necesito esa indiferencia,
esa nulidad de interacción humana con el transpirar de ácidos en un antidepresivo puedo vagar en manicomios,

en lugares que conozco sentirme vivo, para poder matarme crear la posibilidad del suicidio apropiándome de la vida, con esperanzas sustentadas por una fe indeterminada,
un maldito anhelo que es lograr atraer alguna mirada.
Esmerarme a versear mis carencias como prueba a la necesidad a negarme ver cenizas,
bastan ideas impúdicas para juzgar el presagio amorfo
por la tranquilidad en la música de mis ojos,
encaminado a la muerte la eternidad comienza a graficar infiernos inspirados en un paraíso mis instintos, no importa lo que haga pronto dejaran de lastimarme;
intentando esquematizar un suicidio con la grotesca trasgresión mutadora en lúbricos placeres, comienzo a perder la sincronía en las palpitaciones el negro ahoga mi vista,
temblores excitan la impúdica ración de tacto, estoy olvidando, cualquier signo de mi pasado, intento moverme,
consigo girar un músculo de mis labios, un tosco grito clamando ayuda,
para apresurar esta despedida. Intentando sanar mis depresiones consigo que se abran puertas a través de horizontes desconocidos casi al mismo tiempo en el momento superfluo con abundante decadencia
disperse la fatalidad de mi sangre junto a edificios baldíos, en donde encontré fortaleza a partir de conclusiones ajenas en sueños creados por mi memoria,
es que lo habitual, de un día cualquiera carcome discordias de ignorancia. al mantener ilusiones esquizofrénicas como bastión para el recinto de mi tristeza.


Rescatando instantes con los medicamentos que me otorgo el destino,
fracasando en mis intentos a forjar un camino errante
exalto con la franqueza heredada por un ángel este cúmulo de incoherencias que tu nunca encontraste interesante,
desfigurando cualquier virtud inutilizada
como lo ultimo aun pendiente que me quedaba,
reconozco este preciso momento,
como el idóneo para saciar mis ansias del odio a la indiferencia.

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